sábado, 3 de diciembre de 2011

Leyendo XI

"Desde el remoto pasado hasta el ignorado futuro mi mente se columpia frenéticamente por los confines del tiempo, abordando docenas de ideas por minuto sin control ni disciplina alguna.
Esto en sí no supone necesariamente un problema; el problema es el estado de ánimo que acompaña al pensamiento.
Las ideas alegres me ponen de buen humor, pero -¡plaf!- de golpe vuelvo a la preocupación obsesiva y estropeo el asunto; y entonces recuerdo un momento de indignación y me vuelvo a acalorar y enojar. Pero entonces mi mente decide que es un buen momento para compadecerse y entonces me siento sola otra vez.
Al fin y al cabo somos lo que pensamos.
Los sentimientos son esclavos de los pensamientos y uno es esclavo de sus sentimientos."

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