sábado, 1 de octubre de 2011

-Leyendo-

"... Todo comienza cuando el objeto de tu adoración te da una dosis embriagadora y alucinógena de algo que jamás te habías atrevido a admitir que necesitabas --un cóctel tóxico/sentimental, quizá, de un amor estrepitoso y un entusiasmo arrebatador--. Al poco tiempo empiezas a necesitar desesperadamente esa atención tan intensa con esa ansia obsesiva típica de un adicto.
Si no te dan la droga, tardas poco en enfermar, enloquecer y perder varios kilos (por no hablar del sentimiento a quien te ha fomentado la adicción, pero que ahora se niega a seguirte dando eso tan bueno, aunque sabes perfectamente que lo tiene escondido en algún sitio, maldita sea, porque antes te lo daba gratis). La fase siguiente es la del adelgazamiento y el temblequeo en el rincón, sabiendo que venderías el alma o robarías a tus vecinos con tal de probar eso una sola vez más. "
".. Ya está. Ya has llegado al destino final del amor caprichoso: la más absoluta y despiadada devaluación del propio ser."

-Elizabeth Gilbert. "Comer, rezar y amar".
FFFFFFFFFFFFFFUUUUUU!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario